Seguro que has oído hablar de alguno de los dos o incluso de ambos pero siento decirte que este post no es uno más de los que hablan sobre esto o lo otro.
Quiero hablarte del viaje que debemos realizar para alcanzarlos, ¿empezamos?
Punto de partida: tú
Cuando iniciamos un viaje lo primero que tenemos que hacer es despedirnos y no creo que exista momento más duro en una despedida que cuando sigues estando y sabes que tienes que irte.
Te contaré una bonita metáfora que leí en un maravilloso libro del autor Pablo Arribas:
En cada uno/a de nosotras/os reside un explorador o exploradora y un/a habitante. Uno es aventurero, curioso y valiente, y la otra más calmada, paciente y relajada. Por lo general se llevan bien pero…en otras ocasiones ¡comienza la guerra!
¿Te viene a la mente algún recuerdo? Existe momento en el que algo dentro de ti dice “no lo hagas” pero otra parte dice “HAZLO”.
Nuestros conflictos son fruto de una deliberación interna entre el aferrarse de los recuerdos y la ambición de los sueños.
Pablo Arribas
Y eso pasa con antes de comenzar un viaje, por un lado la despedida, por otro la mezcla de pensamientos, el diálogo interno, el corazón de quiere arriesgarlo todo y un cerebro que pide calma.
Todo viaje personal es una suma de etapas, de maravillosos comienzos (o difíciles) y amargos finales (o épicos). Piénsalo, nuestras vidas puede ser un conjunto de momentos que han tenido que terminar para dar lugar a otros nuevos, y esos momentos sean buenos o amargos molaría mucho poder abrazarlos.
Cada viaje o etapa tiene un tiempo y cada persona…¡tiene sus etapas! Y estás son personales, únicas y intranferibles (si, lo que te pasa a ti no tiene por qué pasarle a otra persona, cada persona vivimos el momento de una forma completamente distinta). Y permíteme decirte que es maravilloso vivirlas pues cada momento de nuestra vida tiene su función, y por muy felices que nos hiciera en el pasado pregúntate si esa etapa está a tu servicio o si has empezado tú a vivir al servicio de la etapa, como dice mi autor favorito.
Cuando perdemos algo, solemos buscarlo en el sitio que un día estuvo y ya, por mucho que lo deseemos, no está. Algo así pasa con la felicidad.
Ahora bien, volvemos al viaje del que te he hablado.
Imagina que te montas en un tren y nunca te bajarías en ninguna estación, ¿merecería la pena el viaje? A mí personalmente solo mirar por la ventana es algo que dejó de gustarme hace tiempo ¿y a ti?
Si algo dentro de ti se ha movido con este post, si vibras con ello permíteme decirte que hace tiempo que sabes en qué estación quieres bajarte y sabes perfectamente a lo que me refiero.
Yo te hago una propuesta, una brújula.
¿Sabes dónde estás? Ahora mismo, ¿En qué etapa de tu vida te encuentras? Si no lo sabes y necesitas (y quieres) ayuda permíteme ayudarte de dos formas:
- A través del #Coaching con sesiones individualizadas en las que trazaremos un rumbo y desplegaremos velas.
- A través del #taller vivencial “encuentraté” que se realizará en Nájera (La Rioja) el sábado 28 de marzo.
Si no puedes desplazarte, tranquilo o tranquila porque las sesiones de #Coaching pueden ser #online.
Y si en tu caso, de momento es algo que “no es para ti” no pasa nada…yo te seguiré esperando pero cuidado, el tren por desgracia no siempre sigue en marcha.