Son muchas y de verdad muchas, las personas que compartís conmigo vuestra frustración con amistades, parejas y familiares sobre lo que deberían decirnos, deberían hacer, etc.
Es por ello por lo que quiero compartir mi quinto descubrimiento: dejar de pedir.
Yo sentía esas mismas frustraciones (o muy parecidas) con algunas de mis amistades más cercanas y eso me generaba una mezcla entre rabia y tristeza.
Un día cualquiera comencé a preguntarme qué era para mi la amistad y que implicaba. Por ejemplo, para mi la amistad implica sinceridad, honestidad, cariño, apoyo, presencia…Y después me pregunté si esa persona podía darme lo que yo estaba pidiendo, lo que yo solicitaba y la respuesta fue clara: NO.
Y es que hay personas que no pueden darnos lo que les estamos pidiendo porque no tienen la obligación de hacerlo. No te deben nada. Todo el amor, apoyo que en algún momento le pudiste brindar nació de ti, no porque a cambio esa persona tenga que devolvértelo.
Lo seeeé….cuesta ¡y un montón! Pero es importante tomar conciencia y responsabilidad. Por lo mismo que la otra persona no está obligada a darnos nada, nosotros, nosotras no tenemos por qué darles nuestra amistad si creemos que “no son merecedores de ella”.
En este punto de la película tenemos dos opciones:
- Resignación, resignación a mantener algo con alguien sabiendo que nos va a crear frustración y seguir pidiendo, aunque no se lo digas.
- Y, dejar de pedir.
Os puedo garantizar que cuando dejas de pedir, dejas de esperar siempre algo de la otra persona o de varias, las cosas dejan de pesar. Cuando quitas el foco en eso, porque
Donde está el foco está la energía
comienzas a centrarte en ti y en otras personas que puede que siempre hayan estado ahí pero no les has dado la oportunidad.
En la sociedad occidental nos han educado a no dejar soltar y que mal nos han hecho. Todo es efímero y la persona que ahora puede ser todo puede que en unos años ya no lo sea.
Porque las personas cambiamos, ¡tu ahora mismo no eres el mismo o la misma que hace seis meses! Cambiamos de frecuencia, de radio y puede que ya no podamos sintonizarnos con esas personas. ¿Pero sabes qué? Que no pasa nada, sintámonos agradecidos por haber tenido la pedazo oportunidad de haber disfrutado de esa persona el tiempo que fuera necesario, de haber disfrutado de su apoyo, de su amor.
Otra de las opciones que no he comentado es llegar a un acuerdo. Esta última opción es súper chula y la recomiendo si quieres seguir manteniendo el vínculo con la otra persona y rescatar esa relación (tanto de amistad, de pareja como familiar).
Toma papel y lápiz y escribe:
- ¿Qué puedes esperar de mí?
- ¿Qué NO puedes esperar de mí?
- ¿Qué espero yo de ti?
Te aconsejo que te tomes tu tiempo para rellenarlas y que la otra persona también lo haga. Juntaros y… ¡veamos que sucede! Nada malo, te lo aseguro.
En la gran mayoría de los casos, la “otra persona implicada” no tiene ni idea de lo que está rondando en tu cabeza. Eso sí, si haces un acuerdo hay que cumplirlo, tanto por tu parte como por la otra persona. Sino la relación empeorará más.
Este pequeño ejercicio te ayudará a ser consciente de lo que quieres, lo que puedes dar y no dar. Y por favor, honestidad, para contigo y para la otra persona: si no puede darte lo que quieres, deja marchar.
Me ha gustado mucho el post Blanca, me quedo con la frase «donde pones el foco pones la energía» un abrazo
Querida Noelia,
Muchas gracias por tu comentario, de verdad.
Un abrazote enorme y seguimos poniendo nuestra energía en lo bueno =)
Querida Blanca, justo hoy este post que has escrito, ha sido un curita para mi corazón. Tomo de tus palabras lo que necesito para seguir fortaleciéndome. Gracias y deseo que sigas compartiendo tu bella energía 🙂
Qué bonito es leerte siempre Mariana, gracias por compartir, como siempre.
Me alegro de que algo que tanto me ayudo, ahora te ayude a ti.
Sigue iluminando como solo tu sabes Mariana.
Aquí estamos para lo que necesites!
Un abrazo